En algún momento pensé que los sentimientos no podían ser ni comparados ni contrastados, que cada uno tiene su matiz particular en mezclas únicas que dependen tanto de tonalidades nuevas producto de atardeceres capturados, fragancias perdidas y arrastradas por el viento y segundos convertidos en historia.
Inexplicablemente con razones y contradicciones encima, el clíma frío-frío de mayo me induce a caminar, desempolvar las Converse y abrigarme solo un poco. Y hmm... no sé si de forma intencional llevo conmigo siempre tu boina. No diré más. Soy el cinismo en pantalones.
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