Nathali habló

Hace unos días conocí al fotografo que el día de hoy me dio algo de tabaco. Fue tabaco con aroma a chocolate.

Para ser sincera, digo que lo conozco pero en realidad no es así. No tengo idea alguna de su edad, a pesar de habermela dicho en algýn momento, pero imagino que tendrá solo un par de años más que yo; y, respecto a su nombre, podría inventarle uno. Quiero ponerle Eduardo, es un nombre que armoniza con su rostro y con su tímido lenguaje corporal. Hmmm... acerca de mí, yo podría llamarme Nathali. De cualquier forma, es mi otro nombre; el nombre que podría usar en caso de que en algún momento de mi vida me aburra del primero.

Bueno, sobre Eduardo, es la segunda vez que conversamos y nuestra charla se ha basado en las clases de francés, el conciertillo del día de mañana y las bondades del tabaco.

Al igual que la primera vez que nos cruzamos, nuestra conversación fue pausada y poco interesante, a mi parecer: modelos de cámaras, amigos que ni él ni yo conocemos, música e intercambio de ideas básicas poco meditadas.

Es amable y nervioso.

Prende el cigarro y se le apaga con el viento. Habla del clima y del auto que por poco y nos arrolla al cruzar la avenida. Yo aspiro menos vida y pienso en lo que por inercia debería responder.

Es un día cualquiera, es común.